─No sé por qué la mató, si hubiese sido
infiel.
─Pero no, Raquel, para ella no existía otro
hombre como él. Estaba pegado en su pensamiento y eso que él no le hacía el
amor, la violaba y ella lo disfrutaba, en especial cuando eran siete sin sacar.
─No soy inocente, ¿pero qué quiere decir
siete sin sacar?
─Siete polvos con el mismo instrumento
adentro. ¿Calaste, inocente? Él también la tenía en la cabeza, tiempo completo.
No le dejaba espacio para andar sin pensamiento, recuerdo que quedó pálido, con
ojeras violetas y flaco como un esqueleto. No pudo más y le pegó cuatro
puntazos en la carótida.
─Chicas, ella no se lo merecía, pobre.
─Yo no pienso como vos, le debe haber
gustado hasta que la matara.
─Estuvo en su velorio y después en el
entierro, cuando hablaron de ella, elogiando su conducta, él cayó muerto sobre
el cajón. Los enterraron a los dos juntos, es un horror!
─Estoy segura que están en el infierno.
Haciendo de todo, como siempre. Dios los envidia con rencor, con mucho rencor.
─Yo pagué la lápida con un nombre: FUNES.

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