El Sr Blandengue
tenía una mujer que la rompía. No se sabe cuándo, porque él, de las siete de la
tarde hasta las cinco de la mañana, tomaba alcohol. Empezaba por los importados
y terminaba con los nacionales. El tipo tenía conducta, mesa, silla y solito
miraba la noche, los que pasaban o los detenidos por algún quilombo policial. Había
un Sr Doctor, vaya a saber en qué mentira, que lo miraba con admiración. Fue el
primer novio de su esposa, ésos que las viejas decían: —¡Qué linda pareja!
Y las jóvenes: —Éstos
no van a durar nada, muy ideal y todas sabemos dónde terminan los ideales.
Esto último lo
decía Estelita, envidiosa hasta la operación de nariz. El Sr Dr vaya a saber,
miraba a Blandengue y dudaba lo que alguien le contó. El tipo era el matón del
Sindicato de la Destrucción. En pedo y todo, mataba perfecto. Bajo su edificio,
un pibe viejo le limpiaba el auto en la calle, era paranoico Blandengue, prefería
en la calle como la gente, que toboganeaba su clase media a punto de
extinguirse. El pibe vestido de rockero, luego de su trabajo, miraba cómo se
iba en copas el tipo de la mujer linda. Lo bichaba sentado en la barra, iba con
un hermanito para introducirlo en la vida nocturna. —Toto, ¿te podés quedar
solo un rato con esta birra?
Aprovechó a
Blandengue en copas y tocó el timbre en lo de su bella mujer. Era un regalo la
vieja, lo atendió sin preguntar, cubierta con un portaligas y nada más. Lo
agarró del jopo Presley, lo tiró en el sillón.
—Qué suerte!
Apareciste temprano Blanden, ese peinado te queda cool, vayamos a las cosas.
Cuando el rockero salió del depto, lo agarraron dos morochos y lo surtieron
meta piña y patadón. El boliche quedaba en cruz, la mano asesina del Sindicato
cruzó corriendo, pero el rockero tenía la cara hecha mierda, como para darse
cuenta que era el lavador de su auto. El hermanito aterrizó en el episodio como
un ángel. —Paren un poco Sres, yo al rockero lo conozco, no es capaz de matar a
nadie, como el Sr Blandengue. Se trata de una persona buena el del jopo, él
mismo me dijo: —Voy para ver una Señora mal atendida, pobre Sra, tan linda que
es.

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