─Te vi a la salida del cine con un chico
menor que vos. Se daban piquitos y yo como un boludo, pensando que era
imposible tu infidelidad. Pero no, no fue el primero, según mi propio hermano.
Todos sus amigos aprovecharon mi ausencia, cuando yo trabajaba para que a mi
reina no le faltara nada. ¿Era necesario mentir en nuestra convivencia? Podrías
avisar, o mejor desaparecer. Fue el daño más importante que me hiciste. ¿Me
estás escuchando?
Ella lo miró con odio:
─Te mintieron, pero son más importantes las
opiniones ajenas, que yo, justo la que pensaba quererte para siempre.
Entonces se hizo un silencio, no me preguntó
nada más.
Se cerró la puerta y quedó ahí, esa puerta nunca cerró bien.

No hay comentarios:
Publicar un comentario