viernes, 17 de marzo de 2023

DE CHICOS

 

   ─Paula, vengo a pedirte perdón por todas las cosas que te hice.

   ─A mí no me hiciste nada importante, te conozco desde el jardín de infantes donde me tirabas de las trenzas y me levantabas la pollera para ser la burla de todos nuestros compañeritos. Yo te corría con el puntero, pero nunca pude alcanzarte.

   ─Me entendiste mal, no era el jardín de la escuela, sino el jardín de tu casa, donde te metías desnuda en tu piletita de lona. Te reías sola y eso era lo que más me gustaba de vos, tus risas. Yo me reía con vos aunque no supieras nada. Te invito a jugar. Es una hora ideal la siesta, duermen todos los grandes.

   ─Robamos los vueltos de las compras que esconden en cajas de latas. Compramos helados y nos vamos sin pagar.

   ─Guau!!! Qué buena idea que tuviste, Paula. Yo te acompaño, pero como no me animo, hacelo vos. Te hago de campana por si alguien nos ve.

   ─Si la gente no mira nada, están todos con la cabeza en otra parte. Hasta podríamos entrar por los fondos vecinales y robarles todo lo que podamos. El robo es una profesión, lo saqué de un libro, no lo inventé yo. Además tengo el revolver que le afané a mi Tía que es policía. Cualquier cosa podemos defendernos.

   ─Desde la terraza vemos a nuestros enemigos. Mientras tomamos los helados, seguro vamos a ver a la Maestra que vive acá abajo, le pegamos un tiro en la cabeza y le hacemos un favor.

   ─Tenés razón, la escuché decir que estaba más harta de la vida, que de su sueldo. Fue una casualidad, caminando con los boletines en las manos, seguro que llenos de ceros.

   Paula que tiene una puntería asombrosa le dio en el corazón. Los dos nos abrazamos recontentos.

   ─Mañana habrá duelo. Seguro no hay clases.

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