domingo, 26 de febrero de 2023

DARLING TOM

 

   Entre enredaderas y ojos de acanto, dos ojos brillantes como linternas, gruñeron. Salió Enrique:

   —Es un manto negro, de ojos celestes, no sabés cómo cuida la casa!

   —Pasá, Germán, los dos más chicos tienen fiebre alta y no pueden ni hablar, por eso te molesto a esta hora.

   Uno era Abogado y su amigo Médico. German litigaba, por cualquier nimiedad y su amigo lo defendía frente a acusaciones que hacían sonreír a los jueces. Cuando terminó la visita médica, salieron los amigos hablando de autos, el perro llamado “Tom”, se abalanzó sobre Germán, lo tiró al pasto y mordió su carótida. Salió toda la familia a desprender al animal, traer toallas. Germán apenas pudo decir:

   —Apretá bien, Enrique y llamá a Urgencia Médica, pedí una ambulancia.

   Se le practicaron los primeros auxilios, mientras Enrique decía:

   —¿Vieron? Yo les dije, es un perro bravo, pero cuidador.

   Nadie le contestó, estaban acostumbrados a sus conclusiones disparatadas e inoportunas. El chico más grande, de una colega de Enrique, jugaba en la casa. Tom lo vio y le arrastró las uñas a lo largo de su cuerpo, llevándose el dedo meñique, que su boca masticó como jamón.

   La flia del chico, presentó una denuncia. Enrique, con su hijo, fueron a visitarlo, pero salió la Mucama diciendo:

   —Los Señores me pidieron que les prohíba la entrada a esta casa.

   Elisa, de trece años, amiga de otro hermano, entró sin llamar y Tom, de callado, la mordió cuatro veces en distintos lugares, pero no le comió nada.

   Se creó un clima familiar de miedo en cadena. Cuando los hijos pidieron al padre, que lo llevara al campo, el padre respondió:

   —Pero, ¿Uds, quieren que se coma una vaca?

   La madre de los chicos le confesó al padre, que le daba miedo salir a tender ropa. Un día quiso ventilar la casa, entró Tom y cuando la vio, le mostraba los colmillos, ella se metió debajo de la cama, el perro no pudo acceder porque era más grande que la cama. Los hijos se refugiaron en la terraza y llamaron a la Policía. Explicaron lo que sucedía, mientras la madre gritaba:

   —¡Asesino, asesino!

   Los Policías se hicieron presentes de inmediato, pensando que había un asesino, cuando vieron la escena, lo metieron en una red y lo cubrieron con una lona de carpa. Abrieron la puerta de una camioneta azul, cerrada, con un respiradero enrejado.

   Cuando Enrique volvió del trabajo, se enteró de la tragedia, no de su mujer, sino que hubieran llevado preso a Tom. Todas las Comisarías estaban al tanto.

   —Mire, Dr, lo lamentamos, pero le informamos, que su perro está acusado de intentos de homicidios reiterados.

   Enrique preguntó si no podía ser el Abogado Defensor de Tom. El Oficial de turno, dijo que los perros tan grandes y de ojos claros, estaba comprobado que eran locos. Enrique preguntó dónde se hallaba preso. El Oficial explicó que les llamaban “perros para manifestaciones incontenibles”.

   Enrique asistía a todas las manifestaciones, a ver si podía encontrar a su mascota feroz.

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