lunes, 27 de febrero de 2023

Y SIGUEN LAS INTENCIONES

 

   Los cadáveres quedaron enganchados en la quilla, vinieron de Prefectura, para hacer la autopsia correspondiente.

   —Vos hacé el trabajo de la mujer, yo me encargo del hombre.

   El compañero notó que a pesar de estar cianótico, la herida de punta a punta era superficial, se asustó porque el corazón latía, era esporádica su función, pero latía de vez en cuando.

   Llamó a su compañero, que estaba lleno de asombro, la herida de la espalda no había atravesado ningún órgano vital y el corazón de ella también latía, pero más acelerado. Trasladaron de la morgue, los dos cadáveres a una pieza de temperatura ambiente, salía agua de ambos, pero era hielo derretido. Con mucha habilidad suturaron la herida del hombre y luego la de ella.

   Los Médicos estaban blancos de miedo, pero les hicieron respiración boca a boca a los dos. Saltaron casi hasta el techo por la resucitación. Salieron mojarritas, un pez espada y pulpos recién nacidos. Cuando los Doctores combatieron aquel shock, el de buen humor dijo:

   —Mirá qué cazuela se puede hacer con lo que escupen estos…estos…no sé cómo llamarlos, “los muertos vivos”, hay una película, creo.

   —Necesitan los dos, tranfusiones de sangre inmediata, llamá al equipo de guardia, aquí se precisa ayuda urgente.

   Quedaron los dos conectados a máscaras de oxígeno, a suero y a la transfusión de sangre, que era lenta, pero fueron tomando color sus semblantes. Estuvieron inconscientes la semana siguiente. Los Médicos pensaron que de ésa no volverían. El día número uno, de la semana siguiente, movieron los dedos, abrieron los ojos y tenían tono muscular en todo el cuerpo, los corazones latían perfectos.

   Fueron desconectados de las ayudas externas y por casualidad se vieron el uno al otro, se hablaron áspero por los tubos que les pusieron, sentían las gargantas raspadas. Deliraban, recuperaban de a poco pedazos de realidad y otras las olvidaron. Cuando les dieron el alta para viajar a Jordania, una Enfermera los detuvo:

   —Me parece que se olvidan algo muy importante.

   Lo depositaron en brazos de ella.

   —¿A vos qué te parece? ¿Qué hacemos con el bebé?

   Él estaba entregado acariciando la cabecita.

   —Por lo poco que recuerdo, éste es nuestro hijo, vamos a cuidarlo y amarlo aunque no sepamos nada, este bebé es de nosotros, por siempre. Es un regalo del cielo, tapa el infierno, que ni recordamos por qué. 

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