domingo, 5 de febrero de 2023

TETAS DE CABRA

   —Venite si querés, queda cerca, son todos pendejos como en las películas, barra, banco alto. Yo me siento en el rincón, tomo fernet con coca cola, prendo un pucho que lo hago largo y no le doy bola a nadie.

   Era llamativa la loca, pensó Loly, pelo azabache, lacio y largo hasta el trasero. Piel blanca, ojos negros, boca rojo sangre y minifalda trepadora…dijo:

   —Termino el trago sin apuro, bicho todo, pero que no se note. Si algún quía se me acerca, pensando que soy un levante, llamo al dueño y le digo: “Sacalo de aquí, antes que le rompa la copa en la cara”.

   No era para menos:

   —Te hacen caso porque tenés voz alta, grave y autoritaria, parecés una milica con cargo.

   Fuimos de noche, tarde, no me vi en ningún espejo, hoy soy joven. Había dos tipos charlando de pie, uno me miraba.

   —Loca, aquel medio rubión me fisgoneó, con pausa.

   —Loly, en estos lugares nunca estás segura.

   Pero que le voy a decir…

   —Es un pendejo, de ojos tristes.

   Tiene razón la loca, pero si él no viene a mí, yo me le planto enfrente. El chico me miró y me vi en el espejo, pelo canoso, cara caída, carrujada, tetas de cabra deprimida. Me tocó el pelo con ternura, casi muero:

   —Perdoná que use letra prestada, pero sos “lo único en la vida que se parece a mi vieja.”

   Le acaricié la mejilla y me fui. Saludé a la loca de lejos, caminé, caminé, mientras pensaba cuando era joven. 

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