domingo, 19 de febrero de 2023

SU DESEO Y MI AMBICIÓN

 

   —Yo no sé qué le pasa, los cuentos son infantiles o la crueldad usada en vano. Los personajes desmesurados. Ud se va a tener que publicar a Ud misma. El Médico dijo que me quedan tres meses de vida y una idea loca me giró en la cabeza. ¿Aceptaría quedarse con los libros y la Editorial? Para mí sería una tranquilidad y para Ud, un trabajo enorme, cuando le aparezca alguna persona que ignora, pero quiere publicar su propio libro. Ud, que es tan generosa, será capaz de escribirle al zanguango y que la autoría fuera de él. Qué equivocada estaría, sus ventas bajarían y sus cuentos, escritos a mil, nadie los acreditaría. El que venga debe hacer su entrega completa. Al escritor, se lo deja solo con su obra, no olvide que “buey solo bien se lame”.

   —Profesor, me larga todo junto y no considero poder, con tanta responsabilidad. El lugar no es mío, de verdad podría desprestigiar este rincón. Disculpe si le ofende lo de “rincón”, pero las personas  redujeron su lectura. Los nuevos libros parecen intactos en las bibliotecas, las hojas sobadas ya no existen…además el lugar no es mío…

   El Profesor, enroscó sus cuatro pelos como los niños.

   —La convoqué porque realicé los trámites legales, para que esta propiedad pase a sus manos, no tiene deudas, viene bien en estos tiempos. ¿Qué me responde?

   —Si es su deseo y mi ambición, componemos un tango y le digo que el sí, es infinito de mi parte. Profesor, en este tiempo, que tal vez un Médico equivocado predijo, quiero que hagamos un libro, es audaz lo que le pido, Ud tiene un estilo pródigo, yo soy una aprendiz torpe y si existe algún progreso en lo que escribo, a Ud se lo debo. Le mentí, tuve profesores que dieron lo mejor de sí. Cinco, que recuerde. Hubo uno que me sugirió que escribir, no era mi forma de expresión. Lo borré de mi memoria.

   El anciano tuvo un brillo joven en sus ojos y se mostró entusiasta ante la idea.

   —Permitime que te tutee, hay algo que desconocés, vos tenés talento y eso no se compra. Yo escribí toda mi vida y no tengo historia pública, pero sí interna, eso me completa.

   Los dos escribíamos manuscrito, el tema que elegimos producía una melodía al funcionar nuestras biromes.

   —Aquí nos detenemos, seguir no importa, que el imaginario del lector, trabaje.

   Cuidé de él los últimos días. Como los valientes, ocultaba su terrible sufrimiento. Yo por cuenta propia, le conseguía morfina a lo pavote.

   El libro fue premiado, ovacionado y las ventas resultaron infartantes. El Profesor murió desconociendo aquel triunfo, la realidad es que a él, no le importaba. 

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