viernes, 16 de junio de 2023

CONSULTORIO

 

   El psi Oliverio volvió a trabajar, en el mismo consultorio. Parece que los pensamientos le cayeron indigestos. Antiguamente se alimentaba de esas flores. Tenía los mismos pacientes que tuvo antes, menos uno que no tenía solución. Estaba tan cansado, dormía en el mismo diván y olvidaba los turnos que había dado. A Patricia la despidió, dijo que después de treinta años de asistencia perfecta, estaba más que curada. La realidad es que no le aguantaba más el mismo discurso. Cuando ella hablaba, Oliverio tenía un grabador que decía: Ahá, ahá, ahá. Patricia se fue, Fin.

   Oliverio se tiró a descansar y soñó con Roberto, su siguiente paciente. Se desperezó y lo hizo pasar. Se saludaron con el respeto de “todo bien”.

   ─Si está todo bien, ¿por qué viene a consulta?

   ─Usted comprenderá, Oliverio, que con esta situación económica, no sólo yo, todos no damos más. No puedo pagar mis cuentas, me echaron del trabajo y mi mujer me dejó. ¿Qué más decirle? Ah, sí me acordé ¿me puede hacer un descuento en las sesiones?

   ─Sí, cómo no, a condición de que cada una dure diez minutos.

   Roberto estuvo de acuerdo.

   Siguieron pasando otros pacientes maníacodepresivos. Oliverio decidió hacerlos pasar a todos juntos. Las quejas eran las mismas, había algunos sentados en el piso.

   ─¿Qué precio tendrán sus honorarios? ─preguntó el único rico.

   ─Será muy sencillo, harán una vaca entre todos y se encargarán de mis gastos de Super, Verdu y ropa importada, please.

   En un rincón había una adolescente que lloraba tanto que Oliverio no sólo gastó las elites que tenía, necesitó toallas, sábanas, trapos de piso y con palabras destempladas dijo:

   ─Bueno. ¡Basta! ¡Basta! Usted, señorita, ─ni se acordaba cómo se llamaba─ tiene tetas grandes y altas, una cintura que no existe y un culo maravilloso. Si llega a ser pareja del señor rico, todos sus problemas se solucionarían y si algo más le hiciera falta, hágase presente sin turno. Tengo un libido generoso ¿entiende lo que le digo? No sería una sesión hablada. Usted quedaría totalmente satisfecha y pediría más y más. Yo con mi cuerpo sé hacer cosas que no sé hacer como psiquiatra.

   Las pacientes mujeres se hicieron presentes en los mismos términos de la paciente anterior.

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