El psi Oliverio volvió a trabajar, en el
mismo consultorio. Parece que los pensamientos le cayeron indigestos.
Antiguamente se alimentaba de esas flores. Tenía los mismos pacientes que tuvo
antes, menos uno que no tenía solución. Estaba tan cansado, dormía en el mismo
diván y olvidaba los turnos que había dado. A Patricia la despidió, dijo que
después de treinta años de asistencia perfecta, estaba más que curada. La realidad
es que no le aguantaba más el mismo discurso. Cuando ella hablaba, Oliverio
tenía un grabador que decía: Ahá, ahá, ahá. Patricia se fue, Fin.
Oliverio se tiró a descansar y soñó con
Roberto, su siguiente paciente. Se desperezó y lo hizo pasar. Se saludaron con
el respeto de “todo bien”.
─Si está todo bien, ¿por qué viene a consulta?
─Usted comprenderá, Oliverio, que con esta
situación económica, no sólo yo, todos no damos más. No puedo pagar mis
cuentas, me echaron del trabajo y mi mujer me dejó. ¿Qué más decirle? Ah, sí me
acordé ¿me puede hacer un descuento en las sesiones?
─Sí, cómo no, a condición de que cada una
dure diez minutos.
Roberto estuvo de acuerdo.
Siguieron pasando otros pacientes maníacodepresivos.
Oliverio decidió hacerlos pasar a todos juntos. Las quejas eran las mismas,
había algunos sentados en el piso.
─¿Qué precio tendrán sus honorarios? ─preguntó
el único rico.
─Será muy sencillo, harán una vaca entre
todos y se encargarán de mis gastos de Super, Verdu y ropa importada, please.
En un rincón había una adolescente que
lloraba tanto que Oliverio no sólo gastó las elites que tenía, necesitó toallas,
sábanas, trapos de piso y con palabras destempladas dijo:
─Bueno. ¡Basta! ¡Basta! Usted, señorita, ─ni
se acordaba cómo se llamaba─ tiene tetas grandes y altas, una cintura que no
existe y un culo maravilloso. Si llega a ser pareja del señor rico, todos sus
problemas se solucionarían y si algo más le hiciera falta, hágase presente sin
turno. Tengo un libido generoso ¿entiende lo que le digo? No sería una sesión
hablada. Usted quedaría totalmente satisfecha y pediría más y más. Yo con mi
cuerpo sé hacer cosas que no sé hacer como psiquiatra.
Las pacientes mujeres se hicieron presentes
en los mismos términos de la paciente anterior.

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