sábado, 17 de junio de 2023

ZOOCIALIZAR

 

   Nicanor Hurtado llegaba tarde o temprano a todos lados, laburo, viajes, invitaciones, teatro, cine y luego las cosas de la intimidad.

   Le eran desafortunados sus desaciertos horarios. Llegar temprano al trabajo, tarde a un viaje en avión, temprano a la invitación de su jefe, solo, sin los otros invitados ¿De qué iban a hablar? Nicanor Hurtado terminó siendo alguien incómodo para todos.

   Su casa era el mundo, hablaba con las plantas, con los gatos, los pájaros y hasta objetos inanimados:

   —Vos, azucarera, me tenés podrido ¿Por qué ponés dura el azúcar?

   O:

    —Cacerola grande ¿Dónde te escondiste? Te encontré adentro del horno y con comida de ayer ¡Sucia!

   No tenía que llegar tarde o temprano a lugar alguno, ahora tenía su propio reloj: él mismo. Contaba hormigas que iban y venían, admiraba su laborioso trabajo de llevar y traer hojitas en la cabeza, a veces cambiaban de ruta.

   Juntaba caracoles y preparaba mermelada de caracol. Lo fueron a buscar para una pericia psiquiátrica.

   Estaba ubicado en tiempo y espacio, contó la historia de su vida y la solución que encontró para olvidar los tempranos y los tardes.

   —Yo diagnostico, Dr, que esta persona está sana.

   El otro Dr, mesándose la barba, dijo:

   —Estamos en un todo de acuerdo, si es sano es un enfermo, propongo un tratamiento para curar su sanidad, hasta convertirlo en un enfermo y sea recuperado para la comunidad enferma que tenemos.

   Nicanor Hurtado fue puesto en un lugar de alta seguridad. Todas las mañanas iba un Dr para preguntar cómo se sentía, se cayeron bien y empezaron las confidencias:

   —Yo soy sano, Nicanor y Ud también, es hora que haga un poco de circo haciendo de cuenta que está enfermo. Lo ayudo, pero invíteme a su casa, será un placer.

   Nicanor Hurtado se puso tan enfermo que los Doctos lo devolvieron a su casa. Abandonada durante cuatro años, le dio pavura abrir la puerta. Se le tiraron los dos gatos a saludarlo. Las plantas con flores, floreaban sobre un humus negro desconocido. Los frutales en su apogeo. La casa estaba impecable y recién pintada. Nicanor pensó, sin encontrar explicaciones. Una tarde de Diciembre apareció el Dr sano:

   —¿Y? Qué me dice ¿Cómo encontró su mundo?

   —Alguien entró y cuidó de mis plantas, animales y hasta la pintura, debe ser alguien que me quiere mucho y yo desconozco.

   —Vamos a hacer como los chicos en sus compus Face, Nicanor Hurtado ¿Querés ser mi amigo?

   —Ya somos amigos Dr, Ud está tan sano como yo ¿Nos estaremos volviendo locos?

   Contestó el Doc, extendiendo un mate:

   —Mirá Nicanor, si uno no se vuelve un poco loco, la vida sería un aburrimiento enfermizo.

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