martes, 31 de mayo de 2022

PICHONES

 

   Llevaba a la esquina, la bolsa de residuos.

   Alguien tiró una piedra y quedé tirada al borde del camino. Venían algunos autos, rodé unos metros, me detuve cuando llegué adentro de un pajonal.

   Rocé mi cabeza y noté que tenía una protuberancia con el formato de un huevo. Casi me desmayo, todo me daba vueltas. Me tomé de una rama para ponerme de pie. Quedé colgada ahí y tuve pesadillas. Soñé que me trepaban por la espalda, lombrices de la tierra.

   El huevo de mi cabeza empezó a resquebrajarse. Emergió un pichón de colibrí. Eso me alivió y descubrí que la madre pájara sacaba de mi espalda una lombriz chica y le daba de comer en el piquito. Cuando hice los primeros pasos, me rodeaban colibríes colgando de la nada. Levitaban cerca de mis ojos y metían sus picos dentro de mis orejas, tal vez les gustaba el zapallo.

   Volví a casa acompañada de tanta sutileza, de tanta joya transparente. Cuando me senté a desayunar me preguntaron:

   —¿Cómo volvés tan tarde y con tantos pájaros?

   Mi Padre contestó:

   —Esta chica siempre tuvo pajaritos en la cabeza, fíjate que se olvidó de tirar la bolsa de residuos, ¿dónde pasó la noche?

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