Ni bien me levantaba, lo miraba. De ansiosa
tomaba un desayuno exiguo, apurada por verlo. Y allí estaba, siempre dispuesto.
Lo acariciaba con los dedos y él ya tenía el ojo prendido. Lo apretaba con los
labios y a cambio me sacaba el…
Voy a trabajar con ellos, siento su alegría,
tiene ganas de besarme, yo también. Nos besábamos profundo. Hace años que
estamos juntos, nunca lo pude dejar, él tampoco. No podría hacer nada si no lo
tuviera al lado.
Me dan celos cuando alguien me lo pide para darle
un besito. En general lo hacemos a puertas y ventanas cerradas. A veces no
puedo escribir porque me ahogo. El otro día lo dejé. Lloramos nuestra despedida
con él apagado.
Fue el último, pero seguro aparece otro.
El Médico me lo prohibió:
─Usted tiene que elegir entre él o morir.
─Prefiero morir ─y le largué el humo en la
cara.
El Doc preguntó de qué marca eran, le gustó
el olor del humo. A mí me empezó a gustar el Doc, sobre todo por el olor a
tabaco, mezclado con perfume francés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario