domingo, 8 de mayo de 2022

BORRADOR

 

   Esta mañana me desperté, con muchas ganas de acostarme a dormir. Hoy nos reunimos con las chicas en un restaurante, que es caro y se come nouvelle cuisine, que viene de poco. Tiene separadores con la otra gente. Se escucha todo, pero no importa, es divertido escuchar a matrimonios, parejas, amantes, colegas. Cuando dejan sus celulares y se comunican primero despacio, pero al final de las botellas, levantan la voz. Celina llega primera, después las demás. Última y demacrada, no me da por el make up.

   —Pensábamos que ya no venías y nos extrañó, porque vos, Chiqui, no tenés problema, en dos minutos estás lista.

   Después de escuchar boludeces, les leía la boca, para salvarme del sonido. Hoy es 25 de Mayo y soy la abanderada, se me fue de la cabeza, debo tener un microagujero, por donde pierdo la memoria. Llegué cuando estaban todos formados. Crucé corriendo hasta la bandera y la pude izar. Un viento, que primero sopló despacio y después se escucharon los truenos. Cayó en la cabeza de la Directora, el mástil con su punta de metal. Se partió en dos. La punta la tenía clavada en el rodete y con la bandera se envolvió.

   Cantamos la última estrofa del Himno, casi ni se escuchaba. Dieron por terminado el festejo y desalojaron la Escuela. La bandera se tiñó de rojo, pero la Directora permanecía de pie, con la punta en la cabeza y un geiser que expulsaba sangre. Llegué última y me fui primera. No quise mirar el desastre. Me gustaría saber qué se festeja. Los maravillosos Gobiernos que tenemos, tuvimos y tendremos.

   Un pueblo tan cobarde, que siempre aplaudió la muerte. El exitismo que presta a sus líderes, que son los reyes de los robos. Los que no dejan estudiar a los jóvenes, prefiriendo que sirvan mesas.

   Una manga de delincuentes con corbata, que nos sigue dejando en bolas. ¡Qué carajo festejan! My God.

   Será por eso que esta mañana, me desperté con ganas de acostarme a dormir.

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