martes, 24 de mayo de 2022

UNA CAJA

 

   —Nos peleamos, nos dijimos de todo, boludo, inútil, cortamambo, asno.

   —¿Cómo se van a decir esas cosas?

   —Yo tengo memoria y recuerdo tus peleas a los gritos, puteando por cualquier cosa a mi Papi. Mami, te quería contar que mi novia veranea en San Bernardo y yo prefiero Monte Hermoso. Decidimos San Bernardo. Decidió ella. Estaríamos solos para preguntarnos qué hacer o qué no hacer.

   —Joven lindo y bueno, ¿qué quieren decir con hacer o no hacer?

   —El amor, Mami, el amor. Yo sé que ella quiere, pero yo no sé. Se cree que soy célibe, pero antes me acosté con muchas chicas.

   —¿Y a cuántas te cojiste?

   —Me cojí un montón, pero esta me gusta porque es virgen todavía.

   Cuando llegó el Padre, ella le contó todo con lujo de detalles.

   —¡Estúpida! ¡Qué tenés en la cabeza!, sos una irresponsable, todavía es un niño y vos se lo entregás a cualquiera.

   —Es su Novia y parece que la quiere, se compró una caja grande de profilácticos, ¿los usará todos?

   —Tengo ganas de hablar con la Madre de esa chica. Vos quedate, después te cuento.

   La Mujer tenía la puerta abierta, justo salía.

   —Mire, soy el Papá del chico que es amigo de su hija, ¿a usted le parece bien que vayan juntos de vacaciones? Mi chico es un Don Juan y su hija parece liberal y divertida.

  —A mí me parece excelente que alguien use la casa de San Bernardo, nosotros no vamos nunca. Lo invito a mi hidromasaje. Lo noto muy tenso, y eso lo va a relajar. Quítese la ropa mientras yo me quito la mía.

   El estar con esa Mujer, nadando en redondo, le produjo muchas ganas de hacer lo que no hacía durante tanto tiempo. Luego de estar en el cielo, volvió a su casa. Su Mujer estaba despierta.

   —¿Y? ¿Qué me contás?

   —La Madre tiene aspecto de clerical y anda con la Biblia en la mano, prácticamente me obligó a rezar el Padrenuestro, dos Ave María y dar gracias a Dios. Podemos estar tranquilos y dejarlos ir de vacaciones.

   Y al final, se convenció.

   —Mami, en la playa lo pasamos de primera, tuvimos algún cambio de palabras. En especial cuando caminábamos por la orilla y ella se negaba, porque se mareaba. En casa me pedía perdón y no sabés cómo perdonaba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario