—Hijo, tengo que
hablarte ─ese tono que usa, me parece de mala espina.
Mami, está
esperando un bebé, para que puedas jugar con él y cuando deje el cochecito y
aprenda a caminar, vos lo podés sacar a pasear.
—Me niego a
aceptar tu idea, soy un niño lindo y bueno y no quiero tener un hermano. Si
fueras más generosa, podés suspender el embarazo. Lo dicen todos los días por
radio. Te mandan una pastillita y tenés derecho a un aborto.
—Mirá, querido
yo no soy partidaria de todas esas cosas. Lo que me mandó Dios, lo debo
aceptar.
—Mami,
perdoname, pero éstas son cosas de hombres, lo voy a hablar con Papi, cuando
vuelva del trabajo. Vos no sabés lo que te espera, yo tampoco sé, pero Papi se
va a poner furioso.
Llegó temprano.
—¿Papi, sabés
que Mami está esperando un bebé? No es hijo tuyo, se lo mandó Dios.
Papá entró en la
cocina como un drone.
—¿Por qué no me
dijiste que estabas embarazada? Sos una mentirosa. Primero le das la noticia a
nuestro niño lindo y bueno, si no fuera por él, ni me enteraba.
Va a nacer una
bebé, yo no quiero conocerla, me imagino el olor, cuando haga caca o vomite y
Mami le dará la teta. No quiero presenciar nada.
Conseguí cajas
de cartón y las voy llenando con mis juguetes y toda la ropita que tengo, no
quiero que ese engendro me use mi ropa, que es una herencia. Cuando terminé de
guardar todo, fui bajando las escaleras de a uno. Todo tenía su peso y yo
quería disimular.
Me senté en el
umbral de mi casa y tomé un taxi.
—¿Vos no sos muy
chiquito para escapar de tu casa?
Y entonces le
conté la verdad, no me gusta mentir.
—Va a llegar a
mi casa un engendro, que sin conocerlo, ya lo odio el doble, porque además es
una bebeza.
—No sé si me vas
a entender, te devuelvo a tu casa, para mí es mucha responsabilidad. Te ayudo a
bajar estas cosas, vas a ver qué contentos se van a poner tus papis.
—¡Qué suerte que
volviste!, niño bonito y bueno, te hicimos una broma, Mami no tiene nada en la
panza, fue para ver tu reacción.
—Es cierto,
Mami, veo que tu panza está chatita. Pero la broma que me hiciste, indica que
no tenés nada en la panza, ni en la cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario