—Mami, ¿es cierto que en los Estados Sumidos hay un quilombo bárbaro?
—No digas
quilombo, porque es una mala palabra, en EEUU, hacen manifestaciones, hubo
saqueos.
—¿Por qué no me
hablás en mi idioma de niño, si soy un niño grande, lindo y bueno? Y cuando
vuelva Papi de ese trabajo de vender sánguches por la calle, le voy a contar
que aprovechás su ausencia, para cagarte en él todo el tiempo: “Me cago en él
por ser pobre. Me cago en él porque no encuentra Niñera.”
—Necesito
descansar de tus preguntas, me hacés doler la cabeza, quiero una persona para
ocuparse de un niño tan lindo y tan bueno. Y te prohíbo decir: Me cago, me
cagaste, son otras malas palabras que te hacen parecer un niño tan feo y tan
malo.
Hoy llegó la
Niñera, parece una muñeca grande, puedo hacer lo que quiero con ella, es como
una Barbi, que hasta duerme la siesta conmigo. Me gustaría ser grande para
hacer lo que hicieron Papi y Mami, cuando nací. Después no hicieron más nada,
por suerte, no hubo más ruidos de elásticos. Mi Barbi es tan alta y tan buena,
que me da la teta pensando que soy un bebé con hambre. Cuando sea grande me voy
a casar con ella.
—Mami, tengo una
buena noticia, me voy a casar con Barbi, que dijo sí antes que le preguntara.
—Pero, ¿qué me
estás diciendo?
—Que me voy a
casar pasado mañana, si supieras cómo me abraza, me da una cosquilla y ganas de
ser grande, para realizar otras actividades. Y ya que estamos, Mami, ¿vos creés
que mi pitulín va a crecer?
—¿Para qué
querés que te crezca?
—Porque sería mi
mástil de guerra, ¿puedo practicar tiro al blanco?
—No entiendo
quién te metió esas ideas en la cabeza.
—Y quién va a
ser, Barbi, que le gusto tanto, que hace cosas conmigo que no debiera, pero yo
la dejo, total, tarde o temprano viene la boda.
—Sos un niño
lindo, bueno y mentiroso, Barbi me dijo que tenés una imaginación prodigiosa y
peligrosa. Por eso renunció.
—Sí, me imagino,
recomendando hacer una tripa de familia. Mami, a mí me tenés que creer, que soy
un niño tan lindo y tan bueno. Barbi es una zorra traidora, si no preguntale a
Papi.
—¿Por qué a
Papi?
—Vos preguntale.
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