En el Reino del
Alzheimer eligieron Reina a una estúpida cualquiera. Era ladrona compulsiva,
como esa gente que tiene más riquezas que años por vivir. Como no le daban las
neuronas, de gastarse en nada, compró una corte de ladrones sin ética ni moral,
ingredientes que el Bizconde, marido de la Queen Stupid, encargose de munir con
el poder del idiota, la pólvora y la injusticia.
Tenían el equipo
perfecto para resucitar a Atila y pisando a porcentaje, no dejar crecer ni los
tréboles.
Él se encargó y
todos saben que a su paso, la tierra no acepta germinación alguna.
El pueblo miraba
a otro lado, por temor a las flechas perdidas y a la pérdida del garbanzo para
subsistir. La desnutrición y la ausencia de ejemplos nobles, hizo que Queen
Stupid y su séquito se sintieran acompañados. Nada superior a la ignorancia en
cadena, para transformar seres, en idiotas autistas, cuya ocurrencia era
deponer en el prójimo. Se alimentaban de eso los prójimos y pedían más y les
gustaba. Queen Stupid deliraba y las gentes, impotentes, frente a tanta
voracidad y perversión decidieron quitarse la vida. Fueron unos diez o doce.
Una cifra despreciable.
El Bizconde
cónyuge de Queen Stupid, decidió robar todo el reino.
Lo último que se supo de aquello fue nada, porque tanta degradación produjo una historia diluída en contaminación, perdida en el cosmos, sin rumbo ni destino. Los planetas clausuraron todo sistema de recepción a elementos dañinos y malolientes, que atentaran contra el bienestar y la equidad de los planetautas.
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