—¿Por qué estás
todo el día en casa?, si ahora podés salir.
—Porque extraño
si me voy y me da miedo la calle, toda esa gente, al ser famoso me reconocen,
por ser aquel niño lindo y bueno, piden autógrafos, me vuelven loco. Yo igual,
les firmo a todos.
—Tenés que ser
humilde. La Señora del 4°C, ¿te acordás que le salvaste la vida, cuando cayó en
el toldo de abajo?
—¿Cómo olvidarlo?,
si para escalar hasta su ventana me apoyó su pata en mi cabeza. Allí depositó
su peso la gorda y me dejó un chichón y el cuerpo plegado como un acordeón.
—¿Y no le dijiste
nada?
—Si cuando le
iba a decir, la gorda ya estaba adentro de su depto. No me dijo ni te ayudo, ni
gracias.
—¡Qué gorda de
mierda! Ya la voy a agarrar yo. ¿cómo te va a dejar solo y averiado en el
toldo?
—Mirá que es
tan, pero tan gorda, que no tendrás resistencia y te va decir que soy un niño
feo y malo y que la quise matar. Mami, no, su cerebro es pura grasa.
—Cuando llegue
Papi, le voy a contar la historia, ¿él, sabés lo que le va a decir? Que es una
kakoncha mal parida y abusadora de menores, como el Presi o la Presi, que están
demás en la Argentina, porque amenazan con el Virus, nos dejan sin trabajo,
entre otras perversiones, luego la va a incrustar en la puerta y le va a pegar
diez fustazos.
—Mami, sos una
genia, a Papi le va a servir de descarga y nosotros pasaremos a segundo plano.
No va a preguntar quién es el niño lindo bueno y boludo, que le escondió las
pantuflas. Cuando meta las manos debajo de la cama y mire la mugre que tiene,
te dirá: “No hacés nada en todo el día y si no limpiás, es porque sos una zorra
hija de puta.” Viste cómo odia a la Abuela y todas esas palabras que ustedes me
prohibieron decir.
—¿En serio me lo
decís?
—No, pero me
gustaría.

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