Según una Señora
de la fila del Super, había un montón de vacunas para aplicarse, A, B, C, D, E,
y la F, que está de última moda. Todas se pagaban y se daban en la Farmacia.
—¿Usted se hizo
el hisopado?, eso lamentablemente es en el Hospital, consiste en un algodón que
le inunda la boca y empujan con un palito, como una lima de uñas, cuando está
bien mojado, lo sacan con los dedos, lo miran a trasluz y lo ponen a lavar,
para que sirva a los pacientes que hacen la fila. Me pareció correcto, todo se
recicla, menos las personas, por eso debemos cuidarnos. Y respetar los
protocolos, para no convertirnos en agentes de contagio.
—Mi hijo, que es
Médico, me contó que todo lo que usted dice, no sirve para nada, las vacunas
las hacen con agua sin filtrar, el hisopado es mentira, lo preparan para
hacerte creer y porque tienen estómago. Nadie quiere quedar sin trabajo. Ahora
están contratando Enfermeros, que son Albañiles, esos sí que no le hacen asco a
nada. Te ponen cemento en la boca y empujan con una pinza de hierro, luego con
un cincel y un martillo, te sacan todo. Después masticás pedacitos de cemento,
durante una semana o dos. Y algunos dientes, averiados, no hay encías que los
puedan sostener. Mi hijo, el Médico, dijo: “Mamá, tratá de conseguirme
pacientes, tengo el consultorio vacío. Me tienen miedo a mí, al Consultorio y
piden turno para el 2.040”.
Yo por mi parte
le haré caso a mi Abuela, que para no sufrir cantaba: “Por la vida contenta
voy, saboreando este rico mantecol, por su agradable gustito, es la alegría de
los grandes y los chicos.”

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