jueves, 23 de julio de 2020

INTERCURSIVO


   Lo único que me complace en la vida es escribir. Me embalo de noche cuando todos duermen. Igual me interrumpen cuando el bebé llora, le cambio los pañales y le doy una mema. Se calla enseguida, respeta mi trabajo. Volver a empezar para ser interrumpida, por mi Marido, Alberto, especialista en molestar.
   —¿Vos les hacés el desayuno y los llevás al colegio?
   Encontré la punta del ovillo, me cambió el tiempo y las energías. Le di velocidad a mi pensamiento escrito. Se estaba por definir y crash.
   —No los preparo ni los llevo a la catedral de la ignorancia y no me jodas más.
   Alberto resignó llegar tarde a la oficina, su última palabra fue un golpe al cerrar la puerta de afuera. Gracias a su interrupción olvidé a dónde se dirigía Atilio, un personaje que ya tengo incorporado. Cortocircuito y pongo el Claro de Luna de Beethoven. Eso me devuelve al Atilio que conozco y a su altura interior.
   Escucho gritos. —¡Sra! Me quemé con la sopa, haga algo, sigue quemando.
   La tomé de los brazos y abrí la canilla fría. Luego la unté con Cicatul y la mandé a su casa. Es la Sra que se ocupa de mantener silencios, para que yo pueda escribir.
    Cuando estaba tratando de hilar lo que escribí, entró mi Marido.
   —El piso y las alfombras, muestran que la aspiradora, no la pasan nunca y vos seguís ahí, aunque tu casa se vuelva pura mugre, seguís escribiendo.
   —¡Basta carajo! Por qué no te ocupás de lo tuyo y hacés algo que te lleve al orgullo. Me interrumpen todo el tiempo, por eso prohibí la aspiradora, es un ruido demoledor para mi escritura.
   Crecen mis dificultades, ¿de dónde proviene la palabra interrumpen? Quiere decir que afecta mi interior, para poder crecer en lo que hago. Le mentí, él me cree. Es genético, mi Suegra interrumpía a cualquiera, nunca fu capaz de interrumpirse a sí misma.
   —Prometo que cuando vuelvas, largo mi birome. Te espero en la cama y nos amamos como antes.
    Alberto entró a su cama, se salteó la puerta, después se cortó, se sentó en una silla y la escuchaba roncar, en una mano tenía una libretita y en la otra, una birome.

No hay comentarios:

Publicar un comentario