viernes, 3 de julio de 2020

LÁZAROS


   Llegué a ser un croto. Vivía de lo que me daban y después los puteaba, pensaba que me volví loco por la miseria.
   Mi Mujer me esperaba en casa, de cuatro paredes de cinc.
   —¿Y hoy trajiste comida para compartir?, percibo que no, mañana salgo con vos.
   Como estaban cubiertos de pobreza, nadie les daba bola. Hablaban solos: —¿Viste que no nos piden ni documentos? Andamos sin barbijo y para la Cana, somos personas que molestan, por eso nos tiran las camionetas encima.
   Tomábamos mates todas las mañanas, con la familia incluida, hablábamos de pájaros, de árboles y de sus peores enemigos: la lluvia y el invierno. Jamás tocábamos aquel tema. El ser tan crotos nos facilitaba andar por la calle, a cualquier hora del día. Nos sentíamos tan libres, por primera vez éramos felices.
   Dormíamos en las esquinas, unos guarros nos robaron las bolsitas de los pocos alimentos que llevábamos. Nos sentimos vulnerables, abandonamos la calle y no salíamos de nuestra casa.
   Estábamos tan desnutridos que fuimos a pedir al Hospital, que nos dieran camas.
   Por primera vez teníamos sábanas, colchones y abrigo. Ella le decía a su Marido: —Qué suaves son las sábanas, las frazadas son tan blancas y finitas, aquí conocemos el estar calentitos.
   Las Enfermeras nos daban trato de privilegio.
   —Yo de acá no me voy.
   El Médico de las noticias terminales, nos dijo que toda la familia, teníamos Corona Virus. Acá nos sentimos tan bien, que nos vamos a quedar.
   —No tenemos camas, necesitamos las suyas. -Dijo el Doc-.
   —¿Y nosotros?
   —Deben volver a su casa.
   —Y allá, ¿quién nos atiende?, si todos estamos enfermos.
   —Les recomiendo la cama y dormir, son dos detalles, con el que pueden subsistir, frente al hambre y la sed.

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