domingo, 5 de julio de 2020

MAXITRIBUTO


   Paz: —Estoy triste, nerviosa, desalentada.
   Psi: —¿Y por qué desalentada?
   Paz: —Vine para que me conteste, no para que me pregunte.
   Psi: —Yo también estoy triste, nervioso, desalentado.
   Paz: —Si le pasan esas cosas, debe ser porque tiene menos pacientes, poca plata. Nadie hace Terapia, para poder ahorrar.
   Psi: —Vino un amigo y me abrazó, decía que 100 días era demasiado tiempo para no abrazarse y nos dimos un beso y un abrazo, como los de antes.
   Paz: —Vivo sola y me siento tan sola que hablo conmigo y me contesto.
   Psi: —¿Por qué me cuenta lo mismo que todos sabemos?
   Paz: —Lo mío sucedió cuando venía mi hijo de visita, no lo dejaron salir de la Ciudad, había cambiado sus sábanas. anoche me di cuenta que esas sábanas no fueron lavadas desde hace cien días. No me baño ni me peino, ni cambio mis sábanas. Para llegar hasta su Consultorio, me exigieron tantas tarjetas, que al Poli se le cayeron dos. Por suerte quedaron pegadas en las ruedas del auto.
   Psi:— Para venir, ¿se bañó? No logró peinarse, tiene un ovillo en la cabeza. Eso sí, se puso perfume francés, para que no me diera cuenta.
   Paz:—Usted tampoco se bañó, hay olor a chivo y a patas. El barbijo transparente también tiene mugre.
   Psi: —No quiero que venga más, cuando usted se retira, me deja sus liendres en el diván y toda clase de insectos. Lamento echarla, pero tengo mis razones. Usted es un máximo exponente de contagio.
   Paz: —Ya estoy contagiada y no me ando quejando como usted.
   Es terrible salir del Psi, sin ninguna solución. Pero como dijo una Maestra burra que tuve: —Las cosas, es así.

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