lunes, 21 de noviembre de 2022

GPS

 

   Su vida se parecía más a una hoja de ruta que a una vida. Tuvo un marido bueno y trabajador. Dos hijos de libro, un varón y una mujer.

   Se casó virgen y sus noches de amor y pasión de todo el día se redujeron a día por medio. Cuando nació la bebé hacían el amor los viernes. Pagaban una niñera, comían en un restaurante con amigos sin sorpresas y la madrugada, el viernes, el tradicional ella abajo y él arriba. Dormían cucharita. Ella se dedicaba al aseo de la casa. Tenía la comida lista en los horarios estipulados de recién casados. Preparaba todo tipo de repostería que devoraban todos y al final aplaudían.

   El marido recibió ascensos que lo llevaron al cargo más alto. Fue el momento donde comenzó a mirar culitos. Luego a tocarlos y más tarde jugó con muchos. Eligió uno, el más cumplidor. Llegó a su casa, su mujer amasaba. Dijo:

   ─Hola.

   Su mujer contestó con un beso. Él le pidió el divorcio. Ella dijo:

   ─Sí.

   Cuando los chicos volvieron del colegio encontraron dos sobres cerrados. El padre:

   ─Queridos míos Uds. Son grandes y tienen toda la vida por delante, me voy, quedan en manos de vuestra Santa Madre.

   La madre fue más explícita:

   ─Perdonen, pero me voy a poner al día con mi vida, cuídense.

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