lunes, 6 de septiembre de 2010

ANTISÓCIAL DESPORTING CLUB REFULGENSE

Se fundó en el interespacio un club Desporting, por carecer de todo tipo de pelotas. Disfruto esa ausencia de derrotar a un grupo de infelices con un elemento redondo como la histeria. La pelea, con guantes o sin ellos, donde no existe conflicto, para que dos nabos se transen a luchar. Las carreras, sobre ruedas o sobre piernas, para llegar primero a una cinta de papel plástico, que encima la rompen en señal de triunfo.
El primer nombre es Antisócial, con acento en la o, enfatizando lo más enfermizo del hábitat: los humanos socializados. Nada más virósico que el “todo bien” y el “nos vemos”, hipocresía del “todo para la mierda” y el “a vos, mejor perderte que encontrarte”. El hombre social ajusta sus gustos y deseos a los ajenos. Seres tan idénticos entre sí que escaran el imaginario de los antisociales, que somos pocos, pero los mejores.
Ni nosotros lo dudamos. El nombre Refulgense cierra el del club. Re, porque es una sílaba fuerte. No es lo mismo puto que reputo o que te parió a que te reparió.
O te quiero a te requiero, Fulg, por la calle Fugl, pocos saben que es Fugl. Por eso. Y pensé, porque el club tiene personas con genes que son. Escuchamos ofertas, por los medios que cada miembro prefiera. Hoy que resulta una incógnita solitaria, no lo digo por inspirar, me sale RESPETO, RESPETO, RESPETO, RESPETO, Reppeto, Requieto, Reinoso, Reinquieto, Relejos, Rejucilo, Resma, Roma, Rusia, Sucia, Respeto, Re lejos.

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