jueves, 17 de marzo de 2011

IN NOMINE PATRIS

Le contó mirándolo a los ojos, el padre tenía la misma adicción. No por protección, sí por dinero. Le dio algo de lo comprado para él. Transcurriendo las semanas, que fueron meses, el padre y el hijo compartieron aquel desmán que tuvo tanta popularidad. Un día él pidió y el padre dijo no, no escuchó más, el viejo, además era puto y se enteró todo junto. El viejo en una granja y la visita de él con una papela.
Pudo salir, llegó caminando a su casa, abrió las puertas y miró hacia arriba, de la viga más alta, colgaba. Quiso gritar cuando vio, pero antes una espina invisible le trabó todas las arterias. Cayó a sus pies.
Una señora gorda los tapó con sábanas blancas.
Cuando llegó la policía, los cuerpos del padre y el hijo no estaban. Las sábanas sí. Nadie supo qué decir.

2 comentarios:

  1. Qué buen título hubiera sido: "Variaciones sobre el Gólgota", profesora.
    Lo que el petit episodio obvia es que las sábanas tenían olor a cocaína, padre e hijo subieron a los cielos y siguen jalando. No esperaron ni tres días.

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  2. Ay...ustedes son tan cultas...No tengo idea de lo que hablan. Pero, si me remito a los hechos leídos, diré que...creí reconocer a la señora gorda. Y que si loa hombres no estaban bajo las sábanas, tal vez fue porque nunca estuvieron del todo, ocupados en sus vicios y sus intereses.No tiene "el vuelo" de "Ambos". Es un estilo...."patricia-conversación". No sé decir más. Por otra parte, "nadie supo qué decir".

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