Rita quedó sobrecogida por la invasión;
con su marido buscaron la proveniencia. Estaba tras del espejo una rejilla del
respiradero por la que Chani escuchaba, la cubrieron con telgopor y un retazo
de acolchado que Rita cortó con todo gusto y pegó con esmalte de uñas. Tocaron
la puerta mientras Chicho dormía; ella se colocó su bata transparente y abrió,
no había nadie, ya cerraba cuando un piecito de enano se lo impidió. Allí
estaba ella, con la cabeza hacia arriba para mirarla, tenía ojos de chancho,
nariz gorda y chica con dos orificios enormes – Decile a mi hijo que el
desayuno está servido y vos ponete algo decente para bajar-. Rita la vio
atravesar el pasillo, le llamó la atención que Chani tuviera cuatro glúteos
superpuestos. Luego de aquella visión la llamaba la gorda cuatro culos, entre
sus amigas, claro. Cuando terminó el desayuno, Chani salió corriendo y tomó a
su hijo de la cintura –Ya preparé tu
baño-. Entró él y luego ella. Cuando Rita asomó su cabeza, le pareció una
pesadilla. La gorda cuatro culos le frotaba la espalda mientras preguntaba
cosas de ella.
Nació el primer hijo, luego de años Rita
era feliz por el vástago e infeliz por Chani, actual chancho. Así aprendió el
bebé, cada vez que veía a su abuela la llamaba:
-¡Chancho, chancho! -. Rita corregía al bebé
de casi un año: - No, no se le dice así a tu abuela, se llama: Cha-ni,
¡Chancho no! Chani…Chani ¿Me entendés?
Llamaron un fotógrafo cuando el hijo cumplió
el primer año de vida. Rita acumuló odio por aquella enana, Chani la
despreciaba tanto que hacía de cuenta que era alfombra. Chicho no veía aquel
oprobio que era obvio. Se había ubicado en primer plano: Chani, con cara de
buena y temerosa, arriba Rita con el hijito y su marido al lado de ambos.
Cuando debieron quedar cinco minutos quietos, Rita arañó a Chani,
pidió disculpas. La foto fue testigo, a la chancha le caían gotas de sangre de
la cabeza. Rita la miraba de reojo, tenía sangre en las uñas que goteaba sobre
el inocente.
Un retrato de familia que complació a
Chicho, tan emocionado que abrazó a los tres y se manchó con gotitas rojas
hasta el bigote.

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