miércoles, 25 de septiembre de 2013

EN FAMILIA


      - Lo puso bien alto para que no lo alcancemos-.
Pensé en Alex y en mi destreza. Nacimos juntas, pero yo salí primero, después vino ella, chiquita y por sorpresa. Mamá casi perdió la razón, pero la recuperó enseguida, fue el único modo de aceptar lo irremediable.
 
      Tenía un San Roque en su dormitorio. A él le pedía ayuda para no matarnos. Nos amenazaba con el maldito San Roque cada vez que hacíamos alguna cagada. Decía que nos llevaría al infierno, era un santo poderoso. Ella partió a hacer las compras -¿No había una escalerita?-.–No, Papá la quemó cuando nos quedamos sin leña-. Casi se puso a llorar, la muy tonta. Empecé a balancear el mueble hasta que San Roque cayó al piso, decapitado. Llevamos sus restos al inodoro y tiramos la cadena. El tipo no se iba, encima su cabeza nos sonreía, con esa cara de nada que tienen los santos.

      Mamá regresó antes de lo esperado, tenía náuseas producidas por su nuevo embarazo. Se metió en el baño, de urgencia. Escuchamos desde nuestro escondite. Mamá pedía perdón a San Roque por haberle vomitado encima. Salió gritando: -¡Las voy a matar, hijas de Satanás!- Eso nos sorprendió porque siempre pensamos que Papá era nuestro padre y que Satanás jamás se hubiese casado con Mamá. Ella era muy católica y Satanás era enemigo de la iglesia. Las dos lloramos, abrazadas, debajo de la cama. Nos descubrió, fue a buscar el plumero de palo largo y nos empujó hasta sacarnos del escondite. Alex se puso de rodillas y yo también. Le pedíamos perdón. Mamá fue a la cocina, dijo que cerremos los ojos y abriéramos la boca bien grande.  Vertió dos cucharadas de aceite de hígado de bacalao en cada boca y exigió que traguemos. Nos encerró en el dormitorio.


      Las mellizas no necesitamos hablar, al rato de estar bajo arresto dormitorial tomamos el oso que más quería nuestra hermana mayor, linda, mejor alumna y alcahueta. Le operamos el oso de lado a lado y distribuimos sus vísceras bajo la almohada.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario