Estamos en la mesa y me largo una arenga acerca de terminar con estos mata personas. Formar ejércitos para destruir todo. Escucho a uno de mis hermanos decir que Juana de arco está sentada con nosotros. Odio la sopa y el ruido que hacen todos por cada mísera cucharada. Un día me levanté, fui a buscar cinta de embalar y a mi hermano más chico que no solo hace buches de sopa, sino que después nos escupe a todos, le crucé la boca con cinta, mi madre gritaba, diciendo que Juana la loca merecía la expulsión de la mesa.
Desde mi pieza digo, para que escuchen, que Juana se va a comprar un fusil. Mi hermana, la que me sigue, me defiende, soy como Juana Azurduy para ella. La única que me dio un beso fue mi Abuela, que dijo, hasta mañana, Juana.

Me reí mucho, quiero ver a esa familia, por favor más.
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