domingo, 4 de mayo de 2014

MORROCOTUDO


      Compartíamos la pieza, León decía que no era judío, pero su perfil y la postura de alguien que hace tiempo corre, corre y corre, lo desmentía.  No es judío, no practica la religión. Yo soy católico, pero no ejerzo. Ocurrieron episodios oscuros. No creí más en nadie hasta que conocí a León.

      Dijo que no tenía xenofobia. Un día furioso largó un “sos un judío de mierda...” mientras pintaba su fijación de rejillas y túneles. Es un goy pura sangre. Hay que esperar. Ya alquilamos un taller oxidado y luminoso, no vaya a ser.

      Él prefiere el desnudo. La pobre Lina con una estufita posando tres horas consecutivas. Le llevo café caliente. Ella me agradece y León se pone de la nuca. Le arruinamos algo que no veíamos. León se fue. Por la noche me había perdonado. Dijo que entre él y la modelo había cosas que no se veían, eso quería plasmar, lo que no estaba.


      Yo no lo perdoné. Ese día estuve con Lina. Desayunamos vino caliente con canela, almorzamos con amontillado moderno y dormimos una siesta morrocotuda en un hotelucho. Era mío su calor, míos sus ojos, su espalda tibia y sus pies fríos.             

No hay comentarios:

Publicar un comentario