sábado, 1 de enero de 2022

ENTREVISTA

 

   ─¿Lo puedo llamar Federico? ─me pareció uno que se paga a sí mismo, o bien un pagado de sí mismo. Entonces lo empecé a llamar Director.

   ─La primera pregunta que debo hacerle es cuántas películas filmó.

   ─Recuerdo las que me gustaron, es difícil gustarse a sí mismo. La última película me dejó satisfecho, descubrí cosas que no había pensado antes. Un mar hecho con nylon negro que se movía como las olas.

   ─¿Y cuál era el objetivo de su última película?

   ─Carezco de objetivos, filmo lo que me interesa filmar. Los objetivos te llevan a un sólo lugar.

   ─¿Y qué le interesa de sus películas?

   ─Me complacen los finales que guardan esperanza.

   ─¿Y a usted le parece que en este momento existe la esperanza?

   ─Para mí sí, para los demás no sé. Tengo una mujer que se llama Giulietta, me ayuda y me perdona todo, hasta que le meta los cuernos por largos tiempos. Giulietta me espera, tiene la rara cualidad de saber esperar.

   ─¿Y cuando le presenta sus amantes?

   ─Hace como que no existieran. No quiero hablar de mi vida personal. En más de la mitad de lo que filmé, tenía entre mis colaboradores uno que no le gustaron mis finales. Y como era el hijo del hijo de cualquier empresario, logró filmar lo que quería. Discutimos demasiado y preferí retirarme. De todos modos mis auspiciantes, dejaron de aportar para mi película.

   ─¿Y usted qué hizo frente a tal oposición?

   ─Le pregunté a Giulietta, a ver qué pensaba y dijo: “Yo pienso que tendrías que mandarlos a la mierda”.

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