jueves, 7 de enero de 2010

HACER

Los mejores alumnos, los de muchos dieces, eran seres que detestaba, tal vez la idiota competencia de trilladora con sus iguales, tal vez la perfección dibujada. Se me instaló la idea, los mejores eran los peores.

Con ella fue distinto. Era diferente, nunca sonreía, pero cuando eso pasaba a mí me daban cosquillas y la quería entraña, no novia. Nobles sus ideas, nos divertía a todos por igual. Se ponía roja porque era humilde como los grandes. La mañana de la lluvia, tres horas libres de charlas y risas. Ella, en un rincón, dibujaba cruces en la humedad de la ventana. Le miré las pestañas que le llovían en silencio. Le pregunté, le preguntó su amiga, todos le preguntamos. Sonrió a todos y abrazó a tres al mismo tiempo. Habló con bronca, tapando su historia gritada, pidiendo perdón, por la infamia, la impotencia.

Nosotros éramos sus únicos afectos, dijo. Eso nos hizo responsables. De los abrazos, a la estrategia natural. Como es a los trece. Para cambiar el aire toqué mi guitarra, alguno cantó conmigo. Ella escuchaba con gesto triste, su cuerpo descansaba entre guardapolvos queridos que daban besos en la frente, la mecían como una bebé gigante, lastimada de por vida.

Esta vez nadie se atropelló a la salida. Los varones adelante, con la serenidad de la justicia para lo que no tiene perdón. Las chicas atrás como coreutas protectoras. Un falcon verde la esperaba, el mismo de siempre, quién sabe…usado en otros tiempos. Un hombre viejo, de pelo blanco, le abrió la puerta, ella subió mirando hacia el suelo, abrazándose a sí misma. El viejo arrancó, nosotros lo rodeamos. Varones y mujeres lo rodeamos, por delante, por atrás, por todos los costados. Nos cruzamos de brazos con las piernas separadas y no pudo avanzar, eran muchos los ojos sobre él. Sin decir nada nos fuimos retirando, en círculo. Yo me quedé delante, un rato más, siempre fui medio retardado.
El viejo estaba tan blanco como su pelo.
Nunca más, nunca más, nunca más le puso una mano encima.
Andando por Buenos Aires la encontré, quedamos en vernos esta noche, vive en Canadá. Vuelve mañana.

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