Querida Cita, no sabés lo ansioso que estoy por verte así cerca, aunque hablemos pavadas, no tendremos Internet por medio. Ojo con ojo, según me dijiste sos tuerta, nariz con nariz, boca con boca y saber detenerse a tiempo. Faltan diez minutos, casi desmayo.
Este mensaje lo
mandó Zito. Ella lo reconoció por sus sentimientos
escritos apasionados y sinceros. Le respondió que sí, los dos se darían cuenta
quién era quién. Él la aventajaba, no había mucha tuerta con parche. La vio
cuando entraba a la confitería. Tenía una figura perfecta y era elegante aún
con vaqueros y remera así nomás. Corrió para abrir la puerta. Cita, con voz
casi adolescente dijo:
—Gracias Zito,
no era necesario.
Lo miró con el
ojo verde malva y eligió una mesa cerca de la ventana. Ella pidió un té verde
con tostadas, manteca, mermelada, una porción de torta de chocolate y seis
medias lunas.
Zito no quiso
tomar nada, los nervios le trastornaron el epigastrio. Intercambiaron palabras solas, ella no
sentía nada más que hambre. Él sintió ganas de salir corriendo, pero Cita le
tomó las manos con fuerza y restos de chocolate. Luego se puso de pie y fue al
baño, volvió hecha una duquesa, se sentó en la silla como si fuese una
chaisse-long. Él peguntó si su ojo era de nacimiento o de alguna escena de
pugilato. Había un dejo perverso en su pregunta.
Cita dijo que
fue un novio tipo Otelo, celoso de todo lo que ella miraba, así fuera una
baldosa. Un día llegó tarde por razones laborales, él no le creyó y le clavó
una lapicera de acero en el ojo. Huyó llevándose el ojo de recuerdo.
Zito le dio un
beso y la abrazó. Rodaron por el piso, vino el mozo y les extendió la cuenta.
Cita dijo:
—El té no era
verde, las tostadas estaban quemadas, la manteca vencida, la mermelada no era
casera, la torta era un símil cuero y las medias lunas parecían del gobierno
anterior. A mí no me vas a cobrar las
porquerías que trajiste!
Lo dijo en voz
alta para que todos escuchen. Se fueron abrazados, tan pegados que más de uno
debió pensar que era una postura nueva para..., bueno somos grandes, que cada
uno piense lo que quiera.

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