De la calle a la vereda. Rugiendo salvaje.
Entraba en la galería, reculaba y estacionaba la moto
como los apasionados, con un sapucay de sonido ronco, roto. Peguntaba si había
mate, Luca alcanzaba uno dulce, Artemio escupía en un canasto, con asco.
─Si un tipo no
usa patillas, no toma mate amargo y no le gustan los Beatles, es una mierda.
Son tres mandamientos, Luca, no seas puto, son códigos. ¿Calás? ─y había que
cumplir, era un personaje mítico para la tribu de la galería.
Artemio tenía tres amores, su Harley Davidson, original,
su mujer y sus hijos: Elvis y Porro.
─Comemos con
sesenta mangos por día, los cuatro. Austero pero completo, somos todos sanitos,
pura fibra ─el día que le preguntaron los años dijo que era la pregunta más
estúpida que se le podía hacer a un ser humano.
─A veces tengo
ocho, a veces mil, otras siento que todavía no nací, depende del día, el humor
y los latidos.
Sintió un olor
conocido, en un local desconocido. Corrió la puerta y sin permiso, tomó el
pucho de un adolescente azorado. Le dio tres pitadas.
─Excelente material
pibe, ahora viene la mejor parte. Cerrá los ojos, imaginá pendejo, desierto de
Arizona, un Ford Thunderbird con el acelerador hasta el culo, una mina al lado,
rubia, muda y gomas de nacimiento. ¿Me seguís? En el medio de los dos, una
botella de Jack Daniel’s, le das un beso de vez en cuando… ¡No boludo! Al
whisky. La mina viene después, lo más pibe, lo más. Lo más no se cuenta, se
vive.
Los otros lo
escuchan, la voz rebota en el techo, en el piso y en las cabezas, todos tienen
los ojos cerrados, cuando Artemio arranca la Harley y se pierde. Pasa algunos
días a tomar mate y les remonta la bobera.
Transcurrió
tanto tiempo sin él, que empezaron a extrañar. Apareció una mujercita, de
mirada inquieta, preguntó por Luca:
─Mucho gusto, soy Vicenta, la mujer de
Artemio, disculpá que aparezca así, pero me preocupa. Luca ¿vos tenés alguna
noticia? Artemio fue a España, a Barcelona. Se despidió sólo de nosotros y no
sabemos nada… ¿así que vos tampoco?
La acompañó a la embajada, se comunicaron con Barcelona,
nadie sabía nada. Vicenta lloraba y Luca trataba de convencerla de que Artemio
era un personaje anárquico y tal vez…
─Sí, sí,
entiendo pero él fue a buscar un dinero que le correspondía, es todo tan
extraño. Dijo que nos llamaría ni bien llegara.
La mujercita
despidió a todos con sonrisa triste y ojos de agua.
A cuatro meses
de la partida, encontraron su cuerpo entre escombros, en las afueras de
Barcelona. La pericia demostró que Artemio murió apuñalado, el mismo día que
llegó a Barcelona. Interpol desconoce móviles e involucrados. Vicenta limpia
casas, Elvis y Porro trabajan en la galería, con Luca y el resto. Hay fotos de
Artemio en las paredes de todos los locales.

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