lunes, 14 de marzo de 2016

TE LA HAGO CORTA


   Estoy clavada a la silla escribiendo cuentos cortos y medianos. Exprimo la imaginación por temor a quedarme sin jugo. Se puede observar en autores de la ostia. Influyen generosos en palabras y estructuras.
   Escribo, leo, me lavo los dientes, soy buena persona y mala persona.
   Yo no sé porqué no remitirse a cuentos más viejos, siempre el último o los dos últimos, vamos chabón, hay más, siempre hay más. Creer en estadísticas melifluas de cuentos leídos, me da triste.
   Tengo un blog y subo uno todos los días. A los suizos, argelinos, rumanos, no digo iraquíes porque tienen otras ocupaciones.
   Lean los cuentos más viejos, no es un “por favor”, carajo, ni un pedido.
   ¿Para quién mierda escribo?
   -Holá?...holá?...no sé que pasa -. Ahora comunica, sigo,
-¿Entendés lo que te digo? Hola ¿Estás escuchando?-.
   -Qué hijo de puta, cortó.

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