sábado, 7 de septiembre de 2024

COMENZAR

    —Quiero escribir pero no sé cómo hacer. ¿Thomas, me puedes enseñar?

   —Lo tenés que sacar de dentro tuyo, mañana vení a desayunar conmigo y charlamos.

   Al día siguiente Su (oriental y sigilosa) golpeó la puerta y nadie contestaba, dio vueltas alrededor de la casa.

   Encontró una galería con mesas y sillas antiguas, pintadas de verde grisáceo, una hamaca asillonada tal vez para dormir una siesta breve y hamacar sus ideas.

    —¡Ah! Qué suerte que viniste, estoy siempre solo, voy a visitar a mi editor amigo con esbozos escritos bien pensados. Termina por publicarme, le pregunto si estaba seguro.

   —Si no lo estuviese te lo diría o tal vez no…Su, pensalo bien. Vas a conocer personas, personajes locos, mirá!!! Mirá!!! Ves el que va caminando haciendo ochos. Me gustaría regalarte este cuaderno, con doscientas hojas en blanco y en la primera página empezás a escribir sobre el señor Ocho (se llama Ocho) ¿Qué hace ese tipo caminando por el medio de la calle. Nos conocemos de chicos, recuerdo que la maestra se enojaba porque el Ocho lo hacía con un círculo arriba y otro abajo.

   —¿No? El Ocho se cruza.

   —Mi mamá no me deja cruzar la calle, ¿A eso se refiere?

   —Mirá, hacelo como quieras, no pienso colgarme de algo tan tonto, andá a la Dirección y explícales, a ver qué te dicen.

   Li preguntó si podía escribir en su casa porque sus hermanos la molestaban. Thomas aceptó de inmediato.

   Fue mágico, Li empezó a escribir sobre Thomas, mientras Thomas escribía sobre Li.

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