miércoles, 4 de septiembre de 2024

YO EL PEOR DE TODOS

    Había un aljibe en el centro del jardín de nuestra abuela. Cuando ella vivía decía que ya no cumplía su función, el agua de la napa secó. Parecía que andaba, tenía una roldana oxidada, un arco de hierro, una cadena con un gancho hacia afuera y el balde que se hamacaba abrigado por jazmines.

   Una noche yo, que soy el peor, según mis padres, maestros, amigos y proveedores. Les propuse a mis hermanos abrir el aljibe y cortar el misterio. El más chico que pesaba como dos gallinas y media, fue el elegido. Corrimos las tapas, lo metimos en el balde y empezó a descender, antes de tocar el fondo cayó un macetero de bronce, repleto de cactus, de espinas gigantes.

   Le dio en la cabeza, logramos subirlo. La sangre salía a borbotones, él nos decía que era cierto, agua no había. Estaba más que contento, mi madre miró feo, me dijo:

   —Satanás.

   Y volaron a la Guardia, tuvieron que pelarlo, pero las costuras quedaron rebuenas. A medida que crecíamos nos íbamos dispersando. Mi madre sufrió tanto con el síndrome del nido vacío, llegó a decir que yo era su hijo predilecto. Después me enteré que a todos les dijo lo mismo, pero por separado, para que ninguno se sintiera denostado.

   De los del medio hay dos que viven en Australia. Uno en EEUU, es el de peor gusto, sin duda.

   Hace meses que no veo al enano, es hippón y nómade, no se comunica con nadie. Alguien me dijo que escaló el Himalaya, con cien personas y lo vio, llegó primero.

   —Ahora descubrió unas islas de coral cerca de Tailandia, fuma todo el día, ahí no hay gente estúpida que lo prohíba.

   Estuve pensando, si vendo mis equipos y me divorcio, voy a encontrar dónde está el enano.

   No va a ser fácil, aunque andar por otras islas me lavaría el odio, la bronca y la impotencia de vivir en un país que no quiero ni nombrar.

   La casa del aljibe la compró un narco. Que la usó como reducto, el aljibe ya no estaba pero el caco cayó en el agujero que ahora sí, tiene una napa oceánica de aguas servidas.

   No me quiero enganchar con más nada de aquel lugar. Ahora vienen las islas, vienen las islas y mi hermano que corre de frente, con rastas multicolores.

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