martes, 16 de febrero de 2016

¡CUIDADO!

   -Me pusieron una pierna ortopédica, no había mi número, quedaba sólo talle S. Camino renga, ni uso bastón-. Su amiga no dudó un segundo. –Yo por suerte conseguí talle L y me entró a la misma altura que la sana-.
   -Tantos años que nos conocemos y nunca te pregunté cómo fue-. La amiga acarició su pierna y le contó el episodio, una camioneta de la policía pasó por encima de su pierna y se dieron a la fuga, no sin antes gritarle –Te queda la otra, nosotros siempre dejamos propina-. Ella se asombró, porque le sucedió igual, un patrullero le destrozó la pierna y se dio a la fuga. –A esta gente hay que matarla, subirlos a una máquina recolectora y que los compacten. Total no sirven para nada y encima te van quitando pedazos-. La talle S pensaba que matar era feo, talvez lo mejor sería darles el traslado a Medio Oriente, munidos de armas plásticas. ¿Sabés lo que hago cuando veo un cana? Le pregunto cualquier verdura, hago que me mareo y le vomito encima, cerca de la cara-.

   La talle L, con la talle S, iban a pagar el plus que dispuso la Municipalidad para la policía local. Se brotaron las dos cuando vieron la cifra, la cuarta parte de sus jubilaciones. Fueron a ver al Intendente y el nabo les dijo que no estaba enterado. Tenía cicatrices en las muñecas de tanto meter la mano en la lata. Talle L y talle S quitaron sus piernas ortopédicas y le pegaron en todo el cuerpo, sobre todo en la cabeza. Siguieron, no  sin antes descansar los brazos, le pegaron, le pegaron, le pegaron, lo mataron.

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