sábado, 11 de diciembre de 2021

MI PADRE

 

   Me usaba de bastón, depositaba peso en mi hombro derecho de siete añitos, nunca le dije nada porque sabía que había tenido poliomielitis, le restó crecimiento a su pierna. Era muy coquetón y odiaba usar bastón. Una de nuestras diversiones era recorrer calles de Buenos Aires, plazas con ombúes centenarios y mirar estatuas. La preferida de mi papá era El Pensador de Rodin. Se detenía, lo observaba de frente y luego de darle una vuelta entera, volvíamos a mirarlo de frente.

   —Papi, ese señor ¿no puede hacer cacola y está pensando la fuerza que deberá hacer?

   Mi viejo era limpio fóbico, nos sentamos frente al estreñido, en un banco.

   —Esperá princesa, que le paso este papel con alcohol y descansaremos un rato. Te explico, este señor está haciendo algo que deberían hacer todos los hombres del mundo, está pensando. Fijate que descansa el mentón en el dorso de la mano y el codo en la rodilla, porque en esa postura se piensa mejor…

   Ocurrió algo inesperado, una paloma hizo caca en el sombrero de mi papi. Enfureció, sacó más papel con alcohol y lo limpió exhaustivamente.

   Para él fue la situación más traumática de ese día. Nos pusimos de pie, buscó cestos.

   —Estos peronistas de mierda, no son capaces ni de poner cestos en las plazas.

   Se le frunció el ceño, juntó el papel que dejamos entre las maderas del banco y el que usó en el sombrero.

   —¿Sabés lo que hago con estos papeles? Los pongo en el trasero del pensador, a lo mejor tenés razón y el tipo está tratando de cagar enserio.

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