lunes, 22 de mayo de 2023

VIRTUDES ACEITOSAS

   La Sra. Marga era de esas personas que no levantan un papel del piso.

   Yo era “Ama de llaves” y mi hermana cocinaba, limpiaba y atendía a Marga que ni bien abría los ojos gritaba que le llevaran el desayuno. Luego se metía en la bañadera, medía la temperatura y el volumen de la espuma.

   ─¿Qué hacen ahí paradas sin hacer nada? Quiero que me pasen esta esponja por todo el cuerpo. Con más dulzura en esas partes y hasta que no sientan un gemido orgamástico no se detengan. Después me enjuagan y cuando salga quiero toallas tibias.

   Quiso recostarse en la chaise longue y se vistió o algo así, con un camisón de seda tan transparente que parecía desnuda. No hacía nada por sí misma. Nosotras éramos sus esclavas.

   Esa tarde la visitaba el Marqués Diego Selapón. Pidió luces bajas tapadas con pañuelos de India. Cuando llegó el Marqués no saludó a nadie. Cerraron las puertas, Diego se abalanzó sobre ella y la penetró. Él se quejó un poco porque decía que era estrecha. Cuando quiso sacar, no pudo. Me llamaron para que los ayudara, encontré aceite de oliva español y con mis propias manos hacía de un lado hacia el otro. Logré desconectarlos.

   Marga nos pidió a las dos que lo ducháramos.

   ─Voy a estar presente, necesito saber si me es fiel.

   Mi hermana se metió en la ducha, como en el vidrio se transparentaba, pude ver al Marqués cómo pedía disculpas por su miembro erguido. Yo también me metí, y la rajé a mi hermana. Las dos estuvimos de acuerdo, nunca conocimos un Marqués que se enseñara tanto con nuestras tetas. Se fue sin saludar, dejando las puertas abiertas.       

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