Papá me llevó al
Circo, acción que llevó a cabo con el desconocimiento de la dictadura de Mamá.
Ella decía que los circos eran tristes, que maltrataban a los animales, que la
viruta del piso tenía piojos y los payasos, patéticos. Todos mis amiguitos habían
ido:
—Papá, llévame
─le pedía llorando─ todos los chicos ya fueron, menos yo.
Él jamás me dijo
que no a nada. Usó una estrategia que convenció a Mamita querida.
Después de sacar
las entradas, me compró uno de esos algodones dulces, gigantes, que se enroscan
en un palo. Papá se reía a carcajadas con los payasos. Yo me reía de las risas
de Papá, los payasos nunca me parecieron cómicos. Esperaba ansiosa las aguas
danzantes, resultaron ser chorros de agua iluminados con luces de colores.
Yo me había
imaginado personas de agua, que danzaban, con formas de humanos transparentes.
Se ve que el algodón gigante, más la desilusión hizo que me hiciera caca
encima. No dije nada, venían los equilibristas, ésos sí me gustaban. Mi Padre,
que tenía una nariz importante, preguntó:
—¿Patricita, vos
no sentís olor feo, muy feo?
—Disculpá Papá
pero me hice encima.
—¿Te cagaste?
Vinimos a divertirnos y ¿vos te cagás encima?, vamos a casa ya.
—No, Papi, falta
para que termine.
—Levantate y
salgamos.
Caminamos hasta
la parada de Taxis.
—¿No me llevás
de la mano?
—¡¡¡Nooo!!!
agarrate de mi dedo, ¿cómo voy a llevar de la mano una nena cagada?
Nos detuvimos en
un Quiosco y compró un diario. Lo desplegó dentro del Taxi:
—Subí de este
lado.
Cerró la puerta.
Pensé que me dejaba sola, pero dio la vuelta y subió por la otra:
—Chofer, vamos a
48, nro 975.
Cuando llegamos,
pagó, descendió del auto, dio toda la vuelta y dijo:
—Saltá y andá
para casa.
Al Sr del Taxi,
le salían sapos y culebras de la boca.
—No escuches,
hija, el Chofer está loco, ahora metete en el baño, te prendo el agua bien
caliente y te enjabonás vos y tu ropa. Después de vos, sigo yo.
—¿Por qué Papi,
vos también te cagaste?
—No!!, me quiero
bañar porque la caca es tan contagiosa como la varicela ─ahora sí que cabe lo
de mocosa de mierda, como le dice su Madre.

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