domingo, 20 de diciembre de 2020

WITOLD

 

   Suelo mirar todas las mesas del Café y si encuentro alguien que lee “Cartas Secretas de Witold Gombrowicz”, me acerco. Dijo un chico que lo podía comprar en cualquier Librería.

   —Si no te lo presto.

   —Jamás prestes un libro, porque nadie te lo devolverá. Es algo empírico.

   Tuvo la gentileza de mostrar algunas fotos, donde vivió Gombrowicz, o sentado en un Café rodeado de seudo intelectuales. Él dijo que lo aburrían y se fue.

   Estuvo viviendo aquí unos años, odiaba Tandil. Le agradecí y volví a mi mesa, ocupada por ese Señor que dice:

   —Soy tu esposo, explicá tu comportamiento, yo esperando como un boludo, mientras vos charlabas con un chico.

   Le pedí disculpas.

   —¿Viste cómo se ha dejado la lectura? La consecuencia es que se pierde lenguaje, el interés por pensar.

   —Una buena conclusión, chapeau, pero no te habilita a dejarme solo.

   Yo pasé por la Librería y lo tenían a trescientos pesos. Lo compré. Él me esperaba afuera y le indignó el precio. Todos los precios lo indignaban.

   Encontré otra Señora leyendo y en la tapa estaba el nombre “Harry Potter”. Dijo con orgullo:

   —Lo leo en inglés.

   —Qué pérdida de tiempo.

   —Es para llevar a mis nietos.

   —¿Por qué no les lee “El Principito”? Existe otra posibilidad, “Mafalda”, por lo menos éstos no los asustan. Harry Potter les da vuelta la cabeza, mal.

   Regresé a mi mesa, él estaba esperando y esta vez no protestó. Lo miré a través del espejo. Fui a pagar a la Caja y lo pasé a buscar.

   De pie y rápidamente llegó a la vereda. Llegó solo, no sé cómo lo logró.

   —¿Y, qué tal?

   Era nuestro saludo doméstico, al que nunca respondió.

   Por si se perdía, tenía un GPS incorporado en su memoria. Nunca lo dejaba solo.

   El accidente dejó secuelas irreversibles. Era mejor cruzar una Avenida con él, antes de hacerlo sola. Tenía un arma blanca, él la llamaba así. Un bastón blanco, todos nos dejaban pasar.

   El resto parece un chiste viejo. Vivimos en un departamento que está en el noveno B. 

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