Fui al Banco y
esperé tres horas hasta que abrieran, prefiero cagarme de frío tres horas,
antes, afuera y no tres horas adentro con bronca. Tenía la campera cerrada,
pero una apertura en el medio del pecho, transportó viento, con frío helado y
lluvia. Dardos que aterrizaban en mis bronquios. Entré al Banco, tibio de
mugre, extraje dinero, casi todo. El arrendamiento acumulado y ahorro. Fui a la
Contadora, la calefacción al mango, entregar todo el dinero, menos un piloncito
que daba risa. Los Impuestos están más altos que la tierra.
No supe dónde
estacioné el auto, lo dejé. El viento a favor hizo que llegara rápido al sweet
home. Al entrar hice un camino de mochila, campera, pulóver, camiseta, medias
mojadas y borcegos inundados. Calé mi pijama de oso, me metí en la cama
temblando.
El termómetro
marcó 38°. Tomé una pastilla y dormí, hasta que un trueno me hizo marcar el
número de mi Psi. Le dejé un mensaje: “Me enfermé, lo dejamos para la semana
que viene”. Es la tercera vez en los veinte años de psicoanálisis, que falto.
Otras veces con culpa, esta vez convencida. Dejé sin cobertura mi locura. Llegó
Mario.
—Estoy enferma,
no me acuerdo dónde dejé el auto ¿lo podés ir a buscar?
Miró con
desprecio matrimonial:
—¿Estás enferma?
Saliste con la campera abierta.
Se fue, dando un
portazo. El picaporte de adentro cayó al piso. Volvió con el auto multado.
—¿Me traés un té
con limón y una tostada?
Escuché la pava
golpeada contra la hornalla.
—Tenés todo en
la cocina, detesto miguitas en el dormitorio. ¿A ver?
Me tocó la
frente.
—No tenés
fiebre, podés caminar, te escuché, cancelaste la sesión. Ya no sabés cómo
joderme, lo tenía que ver a Sebas en ese horario, pero no. El boludo se queda
para cuidarte. La multa la pagás vos.
Mi locura no
tiene cobertura, debería haber ido con fiebre y todo. Tengo que pagar al Psi
para que me contenga, mierda, carajo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario