martes, 10 de octubre de 2023

EFÍMERO

   —No lo conocí, envejeció, pero tenía más cara de enfermo, vendió el auto, sacó todos sus ahorros y se hizo nuevos estudios con especialistas en Miami.

   —¿Pero qué tiene?

   Le miré el sombrero:

   —Tiene dos años, o uno, o seis meses, o tres días, eso tiene.

   La internación no me sirve de nada, puedo descansar en casa, caminar despacio, no tomar frío y una sarta de boludeces donde crecerá la ira y voy a morir.

   Hoy te necesito Dios, mis hijos no saben nada, ni quieren saber. Violeta de algo está enterada, bastante, consiguió un auto viejo y me lleva a todos lados. Hace todo por mí, siento que soy una marioneta suya.

   —¿Hace mucho que no lo ves a  aquel?

   —Ayer estaba en el bar, va por la segunda quimio, está pelado pero tiene barba, un fenómeno extraño. Me invitó con un café. Pidió que no habláramos de su enfermedad, lo hacía sentir más enfermo. Usa una muleta y no puede mover un brazo, le quedó estirado hacia adelante y la palma de la mano hacia arriba. Los caminantes le dejan monedas y billetes. Dice que si sale todos los días, gana el equivalente a su jubilación.

   —Lo he visto en varias oportunidades, ahora no le corre sangre por las venas y se le secan partes del cuerpo. El brazo extendido fue el primero que se le desprendió como una rama sin savia. Pasó igual con las piernas, las caderas, el torso y por último perdió la cabeza, hecha astillas.

   Lo único que me quedó fue la voz. Hablo con los solos de las plazas, primero se sorprenden, después nos hacemos amigos. A los yutas les grito cualquier cosa y quedan mareados, a veces disparan hacia cualquier lado y matan inocentes, no les grito más.

   A casa no volví, no tiene sentido, no como, no duermo, mi mujer no me ve y si le hablo haría como hizo siempre, no escucharía. Mis hijos olvidaron mi existencia. Tengo tantos beneficios, entro a la misa del domingo y les grito:

   ─Hipócritas-pedófilos-poné un comedor tacaño y sacate ese disfraz que parecés una puta en carnaval.

   No gasto nada y conozco el mundo en todas sus variables.

   Es tanto más lindo ser alguien que no se nota, que alguien notable. 

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