jueves, 4 de noviembre de 2021

PARA REIR O LLORAR

 

   ─Mami, ¿por qué Papá está tan triste?

   ─Alguna vez te lo tenía que decir: nos vamos a separar. Tu Papi todavía no sabe nada, pero lo presiente.

   Pasaron dos semanas y una noche me despertaron con ruidos de platos y vidrios rotos, gritos, portazos por aquí y por allá. Cuando llegaron a las manos aparecí yo:

    ─¿Me quieren decir qué es lo que pasa?, a Mami le sale sangre de la nariz y vos Papi, estás todo arañado, con un diente partido. Yo sé cómo termina esto, Mami no me aguanta más, está harta de mis “por qué”, sabiendo que yo me sé las respuestas. Y vos Papi, tampoco me soportás, te robo plata de la bille, como todas tus frutillas, te dejo una sola, para que no engordes. Además no soy tonto, vos tenés una Novia, te encerrás en el baño y le decís que es divina, te escucho por las cañerías. Vos Mami, el único día que estás contenta, es cuando viene tu Masajista. Me mandás a jugar a la calle, seguro que hacés las mismas cosas que hacías antes con Papi.

   Dijo Papi:

   ─La culpa la tienen las películas, mucha televisión le hace imaginar lo que no es.

   ─También escuché que Mami no quiere quedarse conmigo, que me cuides vos, dijo. Y vos le contestaste: Ni loco, mándalo a vivir con tu Vieja. En el Gabinete del Colegio, la Pedaboba me dijo que ustedes son multipolares. Al otro día, cuando bajamos abajo, Papi me agarró de un brazo y vos me agarraste del otro, tironearon tanto que me sacaron los dos brazos. Ahora tengo enyesado los dos. Encima me mandaron solo al Hospital, porque les daba vergüenza. Cuando volví, estaban como dos tortolitos, se daban piquitos mientras miraban una peli pronográfica. Me voy de mi casa, me parece que el que está sobrando soy yo.   

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