viernes, 6 de enero de 2023

ÍNTIMAS

 

   —Sería incapaz, te crió los chicos, cubrió algunas de tus situaciones maritales, leal como no conozco a nadie. Pensás en denunciarla, estás loca y aunque fuera como vos contás, perdoná, pero sos una pijotera de cuarta. Pitusa, reflexioná.

   —Eran mis cucharitas de plata, con mis iniciales, si hubieran sido los serruchitos, no digo nada, pero a vos bien que te dio bronca cuando la pobre Mapela se llevó la sopera, ni seguridad que fue ella, Merce, pensá y tené memoria. La dejaste en la calle, sin documentos, por una sopera de mierda, no jodamos. Si al final hacemos como la muerta resucitada de mi vieja, que cosa que le faltaba, le echaba la culpa a la muchacha.

   —Aquí, entre nos, mi viejo se cogía a la pobre Mapela, lo más patético es que mi vieja sabía y no decía nada. Porque prefería que mi viejo la dejara dormir y sin interferencias.

   —Tengo que confesarte algo, Pitusa, no quiero perder una amiga por un tipo sin atributos elementales, me acosté con tu marido. Ahora comprendo tu cara de mal cogida. Pero yo, igual te quiero. Fue un momento de debilidad.

   —No me pidas perdón, estamos a mano, yo me acosté con el tuyo, te aseguro, Merce, si hubiera percibido que es tan poca cosa…¿Cómo hacés, decime…

   —Dormimos en cuartos separados y están los amigos de mi hijo, una no es de fierro, viste?

   —No, ¿ves?, yo a tanto no llego, soy Católica y…en fin.

   —Como todos los católicos sos hipócrita, porque mi propio hijo me contó que en la cama sos una yegua. Quedate tranquila, él no es soplón, me lo contó a mí porque sabe que somos íntimas amigas.

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