Grafitaban las paredes, desinflaban
cubiertas, vaciaron una bolsa de consorcio en el medio de la plaza. Los llevó
la Policía silenciosa de la noche.
Recibió el llamado Molly, madre de Martín,
uno de los menores. Fue caminando hasta la comisaría, corriendo y llorando. La
atendió el Oficial Pirulo y dejó que viera a su hijo, estaba temblando y tenía
golpes en todo el cuerpo, se abrazó a Molly y los polis no lograban
despegarlos. El Oficial Pirulo tomó una decisión. Los dejó libres a los tres.
No tuvo problemas laborales. Estaba él, solo y dejó que se borraran
antecedentes. Los otros dos chicos, también golpeados, le pidieron que no
contara nada a sus padres, ellos dirían que fue una patota por la calle.
Cuando llegó a su casa, Martín se quejaba de
dolor, las bolsas de hielo no servían, los calmantes tampoco. Llamó a una
ambulancia, lo pusieron en terapia intensiva, no reaccionaba por más que Molly
le pedía que abriera los ojos, esto no sucedía. Se tomó de la cama y esperó al
médico de la mañana, no fue, había una enfermera que sólo le tomó la presión,
la fiebre, antes de retirarse sugirió a Molly que fuera a dormir.
Ella permaneció de pie junto a su cama,
esperando la ronda mañanera de los galenos. Había un partido del mundial de
Foot-ball. El Hospital quedó vacío de médicos.
—Mañana vienen ─dijo la Enfermera─ luego de esos ritos para nadie.
—¿Cómo me dice “Mañana vienen”? como si de proveedores se tratase! ¿Usted quién es?
La
Enfermera era personal de limpieza.

No hay comentarios:
Publicar un comentario