lunes, 16 de enero de 2023

PARECIDA

 

   Me gusta ir al cine los sábados, es más barato. Una chica se sentó al lado de mi butaca. Cuando empezó la película, nos rozábamos los brazos. Los apoyabrazos estaban muy cerca.

   Ella masticaba caramelos forrados de celofán, hacía mucho ruido. La gente se quejaba y se le cayeron al piso. Los juntaba con la mano, uno por uno. Después los introdujo en su cartera. Se concentró en la película y las escenas donde ocurrían cosas tristes, se emocionaba y lloraba. La miré de perfil y su nariz era como la mía. Ella quería disimular.

   —Aquí tengo pañuelitos —le dije en voz baja, me dijo “gracias”, con el hipo de llorar.

   La película terminó con la muerte del personaje. Largó el moco de nuevo y no paraba, ni siquiera en el “The End”.

   —Permitime que te tome del brazo, así salimos.

   Seguía emocionada y decía:

   —¡Qué injusticia, pobrecita!

   Quise resarcirla con un cucurucho de chocolate. No habíamos caminado dos pasos y se le cayó en la vereda. Su sensibilidad era exagerada, lloraba de nuevo por la película, no por el helado. Lo pisó, casi se cae, si no fuera por mí.

   —Disculpá, me olvidé los anteojos. Voy a buscar el auto en el estacionamiento, si querés te llevo.

   Le pregunté, como pudo ver la peli sin los anteojos. Me contestó:

   —Esta es la tercera vez que la veo, me la sé de memoria.

   —¿Y para manejar?

   —Manejo de memoria, no tengas miedo, llevo un GPS que me va indicando.

   La miraba mientras manejaba, hacía los mismos gestos que yo, le dije que nos parecíamos mucho, la diferencia era la nariz.

   —Me hice la cirugía, por eso la mía es respingada.

   Nacimos el mismo día, hasta en eso nos parecíamos. Vivo en camino de tierra y ella también, nos encajamos, había barro, lo tuvimos que sacar y lo sacamos. La chica tenía más fuerza que yo.

   Por fin llegamos a mi casa, me bajé y salió mi Madre a la puerta.

   —¿Se puede saber por qué la trajiste tan tarde?

   —Recién me doy cuenta, somos hermanos. Por olvidarme los anteojos no te reconocí. Sos un tramposo. ¿Cómo no me avisaste?

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