Hablaban alto
para que escucharan todos.
—Soy el Doctor
Trifón Parlate, mucho gusto, su nombre es…déjeme pensar…
—No perdamos
tiempo , Trifón, me llamo Pietro Lacio y tengo una pregunta para hacerle ¿Usted
piensa que esto va a cambiar? No me queda mucha suela en las zapatillas.
—Disculpe Pietro,
respecto a su primera pregunta, le digo que esto será peor, pero debemos vivir
en este momento y hagámoslo lo mejor que podamos.
—Por si no lo
sabe, soy especialista en catástrofes emocionales, andar descalzo aspira las
energías de la tierra y si los ojos se posan en árboles, nunca en edificios, es
que sus neuronas se quintuplicaron, comprende Pietro?
—No le creo nada,
yo lo único que quiero es un par de zapatillas nuevas, me importa un carajo si
cambia, si no cambia, vamos Parlate, dame la guita que tengas. Ché, “especialista
en catástrofes”, decile a tu secretaria que entreguen sus pertenencias en este
bolso, a los nabos de la sala de espera. Eso o son boleta.
Cuando Pietro
salió encontró los pacientes tirados en el piso, miraban muchas películas,
seguro.
Por la tarde
vendió todos los insumos, relojes, pulseras, collares, anillos matrimoniales.
Todo con boleta para justificar ante su cómplice.
Lo esperaba, tardaba,
siempre tardaba. Entró como un avión y se pusieron a contar el dinero, estaba
todo perfecto. —Para la semana que viene hay más.
Pietro acompañó
hasta abajo a su amigo, Trifón Parlate.

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