lunes, 18 de abril de 2016

HIPÓCRITAS

  
   Se estaba inundando la mitad del primer piso. Hasta los peones, dentro de la casa.
   Rita afuera, entre pastizales que la crecida apagaba. Sus padres la maltrataban y ella se perdía hasta la segunda laguna.
   Ahora fue diferente tuvo que nadar buscando orillas sin agua. Las ramas de los árboles le salvaron la vida. Un peón que con un bote raro se acercaba, la vio y de prepo la metió en el gomón, intentó abusarla. La niña había crecido, juntó sus piernas y sus brazos, el peón perdió pie y cayó al agua. Ella tomó los remos y pensó en su padre, el beso nocturno y su madre apagando la luz sin decir ni hasta mañana. Ella sabía, tiene que haber sabido.
   Pensaba Rita, por fin, su madre era mala y su padre que no dejaba pasar un solo día.
   Remó con la intensidad de sus pensamientos, llegó a la casa. Estaban en el techo, el peón que creyó muerto, también.

   Escuchó gritos, cada vez más lejanos, se tornó inaudible. Rita le mostró su sonrisa al cielo, encontró otros gomones con personas que no hablaban.
                                                                        

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