viernes, 22 de abril de 2016

HISTÉRICAS HISTÓRICAS


   Disconformes cuando fueron esteatopigias de piedra, hace millones de años. No lo tomaron como símbolo de nada. Se ofendieron por la patética imagen de gorduras monumentales, en la barriga que pendía redonda, enormes pechos cubrían el ombligo. Les dio un ataque de histeria colectiva y mataron a todos los hombres.
   Crearon tal desorden en los tiempos de la Historia que alcanzó hasta nuestros días.
   Algunas, por intuición tratan de reparar aquella sangría masculina. Como Virginia que estudiaba derecho, hasta advertir que el derecho estaba torcido y retorcido.
   —En la Facu no conseguí ni un tipo para jugar al truco.
    Ahora se llenó de botox, se operó las tetas, se levantó el culo, le aspiraron celulitis durante dos años y luego la colgaron de los pies, tres meses para crecer diez centímetros, era baja. Sufrió hasta llegar a ser una Barbie. La seguía toda la facultad.
   Virginia rechazaba las invitaciones que recibía, —¿Sabés porqué me siguen? Porque soy más que linda. No les interesa saber de mi inteligencia, cómo es mi corazón, cuáles son mis proyectos, si daría mi alma por lo que hago. Podrían preguntar por mi abuelo Serafín, por lo menos. Apareció un tipo que no hablaba. Lo conocí en un recital de “Las Rodajas de Salame”. Fui a dormir a su casa, el tipo seguía sin hablar, pero sonreía tierno.   Abrimos la puerta, una cama de dos plazas nos esperaba. Él sacó un centímetro del bolsillo, me midió el contorno del busto, cintura, caderas. Le pregunté si íbamos a hacer el amor o un vestido. Contestó como gallo triste:
   —Lo lamento, no respondés al deseo de mis medidas, podés irte.
   No lo pudo resistir, lo arrojó a la cama de prepo, le quitó la ropa, el hizo igual con la suya. Lo demás es de índole privada.
   Llegó el amanecer y Virginia se retiró con la música de los ronquidos salvajes de su adquisición.

   Antes de cerrar la puerta, puso el centímetro en su cartera y olvidó el celular a propósito. El tipo y el celular, desaparecieron. Virginia pensó que los tipos brutos tienen un erotismo altísimo, difícil de comparar con un académico.

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