Disconformes
cuando fueron esteatopigias de piedra, hace millones de años. No lo tomaron
como símbolo de nada. Se ofendieron por la patética imagen de gorduras
monumentales, en la barriga que pendía redonda, enormes pechos cubrían el
ombligo. Les dio un ataque de histeria colectiva y mataron a todos los hombres.
Crearon tal
desorden en los tiempos de la Historia que alcanzó hasta nuestros días.
Algunas, por
intuición tratan de reparar aquella sangría masculina. Como Virginia que estudiaba
derecho, hasta advertir que el derecho estaba torcido y retorcido.
—En la Facu no
conseguí ni un tipo para jugar al truco.
Ahora se llenó de botox, se operó las tetas,
se levantó el culo, le aspiraron celulitis durante dos años y luego la colgaron
de los pies, tres meses para crecer diez centímetros, era baja. Sufrió hasta
llegar a ser una Barbie. La seguía toda la facultad.
Virginia
rechazaba las invitaciones que recibía, —¿Sabés porqué me siguen? Porque soy
más que linda. No les interesa saber de mi inteligencia, cómo es mi corazón, cuáles
son mis proyectos, si daría mi alma por lo que hago. Podrían preguntar por mi
abuelo Serafín, por lo menos. Apareció un tipo que no hablaba. Lo conocí en un
recital de “Las Rodajas de Salame”. Fui a dormir a su casa, el tipo seguía sin
hablar, pero sonreía tierno. Abrimos la
puerta, una cama de dos plazas nos esperaba. Él sacó un centímetro del
bolsillo, me midió el contorno del busto, cintura, caderas. Le pregunté si
íbamos a hacer el amor o un vestido. Contestó como gallo triste:
—Lo lamento, no
respondés al deseo de mis medidas, podés irte.
No lo pudo
resistir, lo arrojó a la cama de prepo, le quitó la ropa, el hizo igual con la
suya. Lo demás es de índole privada.
Llegó el amanecer
y Virginia se retiró con la música de los ronquidos salvajes de su adquisición.
Antes de cerrar
la puerta, puso el centímetro en su cartera y olvidó el celular a propósito. El
tipo y el celular, desaparecieron. Virginia pensó que los tipos brutos tienen
un erotismo altísimo, difícil de comparar con un académico.

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